



¿Cuántas veces hemos escuchado ese cliché que los hombres no cocinan? Pues, eso se acabó, estamos en el siglo XXI, donde papá puede realizar los mejores platillos para los niños y para mamá, por supuesto.
Los papás también podemos tomar la iniciativa, no solo para hacer los quehaceres, sino también ponernos los guantes de cocina, tomar las ollas y sartenes y deleitar a nuestros comensales favoritos.
No necesitas hacer un curso muy elaborado ni aprenderte de memoria cuanta receta se te atraviese, solo debes dedicar un poco de tiempo a ver recetas cortas, sencillas y sabrosas en internet (si, de esas páginas que vemos en Facebook e Instagram).
Leer libros de recetas cortas, como ensaladas, sopas, incluso jugos, también ayuda con ese instinto culinario que tenemos escondido y muchos tememos dejar salir.
De igual forma, cuando ya te sientas más cómodo frente a las estufas de tu cocina, dedica tiempo a la inventiva, a la práctica, a probar platos sencillos que sepas que le gustarán a tu chamo (a).
A modo personal, no me considero el mejor cocinero del mundo y tampoco estoy en las capacidades de compartir alguna receta (quizás más adelante). Solo deseo con esta publicación, motivar a los papás a que tomen la iniciativa y consientan el paladar de su familia, ellos sabrán apreciar ese esfuerzo.
No pretendo ser experto, no pretendo ser perfecto… solo cuento mis historias y anécdotas como papá.